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El ictus engloba a una serie de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro. Existen dos formas principales; el ictus hemorrágico, que se produce al romperse un vaso sanguíneo, y el ictus isquémico, que ocurre cuando un vaso se obstruye por la presencia de un trombo. Al sufrir un ictus, el daño cerebral puede ser irreparable o dejar graves secuelas. Únicamente un 30% de las personas que sufren un ictus se recuperan completamente.